 | Samantha_Katherina |
| | Hola mis Bellas Divas!!!!
Por cuanto el día de hoy el Divomundo está de fiesta, les dejaré una doble entrega de esta historia: Capitulo II Segunda y Tercera Parte.
Disfrútenla!!!
CAPITULO II
(Segunda Parte)
Carlos Marín se levantó y comenzó a caminar por la habitación. Mil cosas pasaban por su mente en ese preciso momento. Si bien era cierto que el sujeto en cuestión lo único que había hecho hasta ahora era asustarlos, no había ninguna garantía que no fuera a dar el siguiente paso.
-Llamaré a los demás – dijo al fin Marín- Tienen que ver ese video.
-No hace falta que les digas – dijo Bühler – Si bien los conozco siempre revisan su correo durante o después del desayuno. En este momento ya deben haberlo visto. No deben tardar en tocar esta puerta.
De inmediato se escucharon unas voces que provenían del pasillo, eran Miller e Izambard.
-“Seb, ¿acaso viste…?"
-“Sí, parece que a los cuatro nos enviaron el mismo correo.”
-“¿Dónde está Carlos?”
-“Dijo que iría a ver a Urs”.
Tocaron la puerta. Bühler hizo un ademán y dijo en voz alta.
-¡Pasen!
Miller e Izambard entraron a la habitación, al ver los rostros de Bühler y Marín se dieron cuenta que lo que iban a decirles, no era nada nuevo.
-Caballeros – se adelantó Izambard – Esto ya está fuera de control. Fanático o no este sujeto nos está acechando. ¡Es un enfermo! Si fue capaz de llegar hasta Sarah también puede ir tras mi familia.
-Deberíamos actuar ya, adelantárnosle. – Agregó Miller – No estoy dispuesto a esperar a que pase algo más.
- Cálmense – dijo Bühler con voz serena- Tengo la impresión que este sujeto solo quiere asustarnos. Si en verdad quisiera hacernos daño no estaría enviando estos mensajes, hace tiempo habría actuado.
-No se tú Urs, - contesto Izambard - pero yo no voy a quedarme aquí a averiguarlo. No me importa si debo disfrazarme para ir al aeropuerto, voy a tomar el primer avión que salga a Londres.
-Yo también me voy – lo apoyó Miller – Sarah está sola y temo por ella, además, no sabemos si este loco o loca esta aquí en Vancouver o en Londres, tampoco sabemos si se trata de una sola persona.
De pronto todos guardaron silencio, Miller había dicho una gran verdad. Sea quien fuere ese acosador, no sabían absolutamente nada sobre él, podía ser hombre, como bien podía ser mujer, o tratarse de varias personas; solamente el hecho de haber colocado el cuervo muerto en un camerino de la ciudad de Vancouver en Canadá, y simultáneamente haber entregado un regalo a Sarah en la ciudad de Londres, cuando hacía varios días que el servicio de entregas no estaba funcionando debido al mal clima, y con un mensaje manuscrito falsificado, era fácil pensar, o más bien dar por hecho, que ese sujeto no estaba actuando solo.
-Bien, es cierto – dijo Marín con voz decidida – Vamos a actuar – tomó su teléfono celular, buscó un número en su libreta de contactos y lo pulsó.
-¿A quién llamas?
-Tenemos que informarnos sobre este caso con lujo de detalles. – respondió el español – Buenos días, Sargento Mason… es Carlos Marín, ¿Cómo está usted?... Me alegro… Tenía razón al insistir en darme su número personal… Sí… ehhh mire… voy a colocar el teléfono en altavoz, estoy aquí reunido con mis colegas, si fuera usted tan amable de darme un correo electrónico… es que esta mañana recibimos un archivo y nos gustaría que lo viera… ehh sí, como no… es [email protected] - le hizo una seña a Bühler para que reenviara el archivo adjunto, este le obedeció –... Bien, ya se lo estamos enviando. Solo queremos que nos informe que han averiguado de todo este asunto
.
Marín pulsó el botón de su Blackberry para conferencia y lo colocó sobre la mesa que se encontraba en el centro de la habitación. Los demás se acercaron.
-“Hace unos minutos recibí los resultados del contenido de la caja que le fuera enviada a la Señora Miller – explicaba Mason a través del teléfono – El paquete estaba forrado en terciopelo, las únicas huellas encontradas fueron las del repartidor. La policía de Londres encontró que el 19 de Febrero de este año, hoy es 24 de febrero, es decir, hace exactamente cinco días, el paquete fue entregado en una oficina de encomiendas en esa misma ciudad para que fuera entregado en la recepción del “Her Majesty´s Teathre”, el día de ayer, así que el personal del teatro lo llevó hasta el camerino de la Señora Miller, asumiendo, como era la intención del sujeto, que era un regalo de su esposo.
-¿Quién envió el paquete? – preguntó Miller
-“El comprobante tiene como remitente a David Miller y que según esto, pagó el envió personalmente y en efectivo, lo que sabemos que es imposible ya que David estaba aquí en Canadá para esa fecha”.
-¿No sólo falsificó mi firma, sino que también se hizo pasar por mi?
-“ Eso es lo que indica el comprobante de envió, sin embargo, sabemos que en Londres usted es una persona muy conocida, y la recepcionista de la oficina de encomiendas dice que fue otra persona quien se lo entregó, y como no tenía idea del contenido del paquete ni de la nota, pensó que usted había enviado a algún empleado y por eso no le dio importancia. Ya están trabajando en un retrato hablado”.
-¿Qué era lo que contenía el paquete?
-“Sólo contenía plumas de pájaros de diversos tipos, plumas de canarios, gorriones, incluso de palomas, habían sido rociadas con una solución herbal, compuesta por extracto de plantas distintas, sumamente concentrado. La formula coincide con el resultado de mi laboratorio del análisis de la sustancia verde encontrada en la garganta del cuervo”.
-¿Qué tipo de plantas son? – preguntó Bühler
-“No dice cuales plantas, pero el análisis de la composición química fue comparado con una base de datos y coincide con el de las plantas de florescencia tardía que irradian polen al final del verano”.
-¿Verano? – le interrumpió Miller – Pero si aún no ha terminado el invierno.
-“Eso es lo extraño. Lo que quiere decir que esa sustancia fue creada el año pasado, o antes”
-Entonces, - dijo Izambard pensativo– lleva mucho tiempo planeando esto.
-“Me temo que sí. Estoy abriendo el archivo que me han reenviado – Mason hizo una pausa, que duró casi un minuto, el tiempo que duraba el video, luego, se escucho su respiración pesada al teléfono, como si pensara muy bien lo que iba a decir- Caballeros, no quiero alarmarlos, pero por las imágenes de este video me doy cuenta que nos encontramos ante un individuo asocial, que no siente el más mínimo respeto por la vida y parece disfrutar del dolor ajeno; no me extraña que presente desequilibrios emocionales, pero la conducta desviada que manifiesta es alarmante. Enviaré de inmediato a unos agentes a su hotel.”
-Gracias, pero no creo que haga falta – dijo Marín – nos vamos esta tarde.
-“¿Esta tarde? Pero si regresan a Londres ya no habría motivo para continuar la investigación. Mis superiores me ordenaran cerrar el caso y ya no podría ayudarles.”
-Lo entiendo y se lo agradecemos – dijó Izambard – pero estamos preocupados por nuestras familias. De todas formas queremos continuar en contacto con usted.
-“Muy bien, si ustedes me lo permiten solicitaré que me envíen el resto de los resultados de la investigación que se inició en Londres, y les daré mis apreciaciones, como criminólogo, pero no puedo hacer más, ya que sería salirme de mi jurisdicción. - Respondió Mason – Les deseo un buen viaje”
- Cuente con eso Sargento. Muchas gracias por todo. – dijo Marín agradecido – Usted ha sido muy amable con nosotros.
- “Solo hago mi trabajo. Buena suerte caballeros”.
La conversación terminó. La información que Mason les acababa dar demostraba que sea quien fuese ese lunático realmente se estaba esforzando para hacerlos sentir como ratones perseguidos por un gato. La pregunta constante era ¿por qué?. En esa discusión se encontraban cuando nuevamente tocaron la puerta de la habitación. Se trataba de Roberto Vázquez, uno de los asistentes.
-¡Aquí están! Llevo rato buscándolos.
-¿Qué noticias nos tienes Roberto?- Preguntó Izambard
- Confirmamos la ida a Londres – respondió el joven- El vuelo sale a las 6:00 de esta tarde. Solo debemos presentar los pasajes de hace tres días, que era la fecha del vuelo de regreso pero que fue suspendido por mal tiempo, y allí los sellarán con la fecha de hoy. Será un caos en el aeropuerto, y es muy difícil que tengamos acceso preferencial, así que se los entrego para que los tengan junto a sus pasaportes. – decía mientras le entregaba el respectivo boleto aéreo a cada uno - El primero que llegue a Sala de Embarque debe subir al avión, así que procuremos no separarnos mucho.
-Muy bien caballeros – dijo Marín dando una palmada – Ya escucharon al “Jefe”, jejeje. Alistémonos porque regresamos a Londres.
-Eso si logramos atravesar esa jungla en que se convertirá el aeropuerto jajaja.
Todos rieron y aplaudieron emocionados, como si se tratara de una gran victoria. Esta noticia era como una brisa de aire cálido en medio de una tormenta helada. Parece que todo lo anterior iba a quedar como una mala experiencia. De ahora en adelante tomarían sus precauciones para evitar algún peligro, ya tendrían tiempo de hablar de eso, lo importante era que regresaban a Londres, su centro de operaciones, y por muchos motivos, su hogar.
Miller salió de la habitación con el teléfono en la mano, telefoneando a su esposa para darle la buena noticia, Izambard de seguro haría lo mismo; Marín también se disponía a salir de la habitación cuando, al voltear para despedirse de Bühler observo que este había regresado a la ventana y a esa mirada perdida. Se le acercó.
-Urs, ¿Estás seguro que te sientes bien?
-¿ Crees que Sebastien tenga razón? – contestó de golpe
-¿Con respecto a qué?
-Seb está preocupado por su familia, teme que ese loco le dé a Rene un susto así como lo hizo con Sarah.
-Pues, sería un tonto si no lo hiciera… yo… - Marín calló de repente.
-Continúa – dijo Bühler volviéndose a mirarlo – ¿que ibas a decir?
-Que… -titubeó- …que Sebastien tiene razones para pensar en su esposa y sus hijos…
-¿Temes por alguien que quieres Carlos? – le interrumpió Bühler – Alguna persona…
-¿Qué tonterías dices Urs?, ¡Mira hombre! Yo se que tu si estas preocupado por tu hija, no digas que no.
Búhler se rió con ironía.
-Y luego dicen que soy yo el que cambia de tema cuando no quiero hablar. Pero esto es algo que no puedo negar: Así es, temo por mi hija Wilhemina, y por Tanya.
Después de varias largas relaciones amorosas que no llegaron a un feliz término, Urs Bühler comenzó a encontrar muy agradables las conversaciones que tenía con una de las estilistas del equipo de Il Divo, la inglesa Tanya Rodney. Por muy absurdo que a muchos les pareciera, realmente la pareja tenía cosas en común, en especial porque Tanya era una mujer centrada y que vivía la vida al ritmo tal y como se le presentase, sin miedos ante las adversidades y logrando salir adelante cada día. Esto cautivo al cantante, y a pesar que la chica era muy apreciada en el grupo de trabajo, no todos vieron este idilio con buenos ojos. Al principio, los demás compañeros interpretaron el naciente romance como un trampolín para Tanya hacia la buena vida, incluso por los managers del grupo a quien tampoco les pareció que ello fuera una buena publicidad, sin mencionar el repudio de las fans de Bühler quienes etiquetaron a Tanya Rodney con todo tipo de comentarios despectivos, puesto que, para empeorar las cosas, la chica no era candidata a modelo de portada, tomando en cuenta que Bühler, junto con sus colegas, Marín, Izambard y Miller, eran incluidos en la lista de las cincuenta personas más atractivas del jet set europeo cada año. Pese a todo, el amor se impuso, y la pareja, aunque no contrajeron matrimonio, consolidó su romance con el nacimiento de su hija Wilhemina, una hermosa princesita de piel blanca, cabellos miel y ojos color almendra, a quien todos llamaban por cariño “Billie”.
Sin embargo, y aunque todo parecía ir bien, un día Bühler se vio envuelto en un escándalo con la hermosa actriz alemana Antje Trau. Al parecer, durante un evento caritativo en donde Il Divo cantaría, Antje, quien era una de las celebridades invitadas, había hecho todo lo posible para conocer en persona a Urs Bühler, manifestando que era su admiradora numero uno. Consiguió su cometido, logrando permanecer a su lado y ser su acompañante durante toda la velada. Bühler se comportó como un caballero en todo momento, sin embargo, los paparazzi estamparon a la pareja en innumerables fotos que fueron el banquete para la prensa rosa, y no tardaron en mencionar que la pareja Bühler- Rodney había llegado a su fin y que el corazón del tenor suizo ya tenía nueva dueña.
 
Al principio, Tanya estaba muy clara en cuanto a los sentimientos de su novio, después de todo, este nunca había dado motivos para que pensara otra cosa, sin embargo, el acoso de la prensa fue tan fuerte e inmisericorde, que fue demasiado para ela, y los celos injustificados comenzaron a ganar terreno, más aún cuando la bellísima Antje, había expresado ante los medios en varias oportunidades que lo único que la unía a Urs Bühler era “una gran amistad”, lo que, en el ambiente artístico y de las celebridades, “una gran amistad”, tiene un significado bien distinto.
Bühler le juró a Tanya de todas las formas posibles que entre Antje y él no había nada, y es que la verdad, ni siquiera eran amigos, sin embargo, los celos de la inglesa terminaron por hartar al suizo, y ambos decidieron terminar la relación que tenían desde hacía más de cuatro años. Muchas cosas en el rompimiento, no quedaron muy claras.
-Creo que es tarde que pienses en Tanya de esa manera- sentenció Marín – debiste haber pensado en lo importante que era para ti antes que la engañaras con Antje.
Bühler cerro los ojos y dijo lentamente.
-Cuantas veces quieren que les diga que yo nunca engañe a Tanya. Siempre le fui fiel.
-Las pruebas dicen otra cosa.
-¿Cuáles pruebas? – dijo Bühler comenzando a molestarse – Sólo están las palabras que esa mujer dijo ante la prensa. Todos la escucharon a ella, y no quisieron escucharme a mi.
Marín respiró profundo y dictaminó con voz grave.
-Y ¿tú hiciste algo al respecto, Urs?
Esas palabras le dolieron a Bühler.
-Mi único pecado – dijo – fue no haber luchado lo suficiente para mantener a mi familia unida.
Volvió su vista nuevamente al paisaje a través de la ventana. Después de unos segundos cambió su semblante y dijo con disgusto.
-¿Sabes Carlos? No se para que te digo estas cosas. ¿Qué puedes saber tú de esto? Yo no luche lo suficiente, tú en cambio ni siquiera tuviste el valor de hacerlo.
Si las palabras de Marín le dolieron a Bühler, las que este acababa de pronunciar se sintieron como una puñalada en el pecho del español. Y antes que Carlos pudiera responder el suizo le dijo:
-¡Lárgate! Debemos tomar un avión y debo prepararme.
Marín obedeció. Ya era normal que cualquier conversación que tuviera Bühler, terminara así, de mala manera. En silencio salió de la estancia, cerró la puerta y se apoyó a la pared del pasillo. Cerro sus ojos. Las palabras que acababa de decirle Bühler resonaban como campanas en su cabeza.
“No tuviste el valor de hacerlo”
“¿Qué sabes tú de esto?”
-Te equivocas Urs – dijo Marín para sí – Sí se de estas cosas… pero es cierto… no tuve valor.
Imágenes llegaron a su mente, una vida que prometía ser bella, una promesa de amor que debió haber durado para siempre. David Miller tenia a su amada Sarah, Sebastien Izambard daría su vida por su esposa Rene y sus hijos, hasta el tempano de hielo de Urs Bühler ofrecería su sangre por el bienestar de su adorada hija y la mujer que tanto amó. Carlos Marín también daría su alma por...ella..., por una mujer de mirada angelical con la cual sentía unido su corazón.
-No dejaré que nada malo te suceda – murmuró – Yo te protegeré, mi hermosa y dulce “Blancanieves”.
CAPITULO II
(Tercera Parte)
Sebastien Izambard preparaba su equipaje de mano, mientras charlaba con su esposa por teléfono, no pudo esperar a darle la buena noticia de su regreso. Al fin estarían juntos después de unos días que parecían meses. Tomó el boleto aéreo y le dio una vista rápida, todo estaba en orden, salvo por la fecha, de todas formas, al llegar al aeropuerto lo sellarían con la fecha de ese día: 24 de Febrero. De pronto algó le inquietó, volvió a mirar la fecha marcada en el boleto: 21 de Febrero.
-“Seb, Cariño – decía René por el auricular ya que su esposo de pronto había quedado mudo- Seb, Amor, ¿todo está bien?
“No, algo no está bien” eran los pensamientos de Izambard, las fechas no terminaba de convencerlo, en especial, cuando un desquiciado andaba suelto procurando jugarle bromas bastante pesadas. Finalmente, como si de una epifanía se tratara, le dijo a su esposa
-René, quiero que llames al aeropuerto y preguntes como está el clima y si están permitiendo la salida de los vuelos al resto de Europa.
-“Pero – dijo René sin entender nada - ¿Qué ocurre Amor?
-Sólo hazlo mi Vida, y llámame cuando te den respuesta.
Sin esperar a que su esposa le replicara colgó la llamada. Tomo su boleto aéreo y salió de la habitación, tocó la puerta de Miller, al atender el americano lo tomó del brazo y prácticamente lo arrastro por el pasillo ante las interrogantes de su colega. Simultáneamente tomó a Marín por el otro brazo a quien se había tropezado a mitad del pasillo, y sin siquiera tocar la puerta los introdujo a empujones al cuarto de Bühler.
El suizo estaba subiéndose los pantalones cuando sus compañeros irrumpieron en su habitación.
-A ver – dijo molesto – Esta suite tiene cuatro habitaciones. No sabía que la mía estaba destinada a ser la sala de reuniones.
-Lo siento Urs, esto es importante – el francés tomo una bocanada de aire, parece que le faltaba el aliento – Está aquí.
-¿Quién? – preguntó Miller
-¡El lunático! Se trata de una sola persona. Estuvo en Londres hace cinco días y ahora está aquí. Permaneció en Vancouver solo porque nos quedamos varados acá; si regresamos a Londres nos seguirá, estoy casi seguro que tiene un pasaje como el nuestro, y puedo apostar que en el mismo avión.
Los demás se miraron consternados.
-Sebastien, - agregó Bühler – ¿Acaso hay algo que tu solamente sepas y que debas compartir con nosotros?
Izambard tomó el boleto de avión que aún llevaba en la mano y lo coloco al frente, a la vista de todos.
-Según lo que nos dijo Mason, el paquete que le envió a Sarah fue llevado a la oficina de encomiendas el día 19 de Febrero, con la orden de que fuera entregado el día 23 de este mismo mes, es decir, la noche de ayer. Para ese momento aún no habían suspendido los vuelos. Eso quiere decir que viajo a Londres con la sola intención de dejar el paquete y después regresó a Vancouver.
-¿Cómo estás tan seguro de eso?
- ¡Es lo más lógico Carlos! – continuó el francés – ¡Porque está solo! Si estuviera trabajando con alguien más, bastaba con que su cómplice viajara a Londres y habrían dejado el paquete anoche mismo.
-Tiene sentido – agregó Miller – Dejando el paquete con la seguridad de que Sarah lo recibiría, regresó para dejarnos personalmente el “regalito” en nuestro camerino la misma noche.
- ¡Así es! ¿Lo ven?
-Eso lo entiendo Sebastien- dijo Marín pensativo – pero lo que no comprendo es cuando dices que regresará en nuestro mismo avión.
Izambard colocó a escasos centímetros de los ojos del español su boleto aéreo.
-Porque, mi entrañable Carlitos, el día 21 fueron suspendidos los vuelos, el mismo día que teníamos que regresar – y señalo con su dedo índice la fecha del boleto “21 de Febrero”.
-Pero – agrego Bühler – no estamos cien por ciento seguros de que tenga un boleto como el nuestro; es solo una suposición tuya.
-¡Está bien!- dictaminó Izambard- digamos que es “una corazonada”, y ustedes tres saben que siempre acierto en mis “corazonadas”.
Tenía razón. Durante los siete años que llevaban trabajando juntos, Izambard casi habría podido pasar por psíquico en algunas situaciones, en las que incluso, la seguridad del grupo se habría visto comprometida. El teléfono de Izamabrd sonó, era René.
-Ehh sí… Muy bien. Quiero que prepares a los niños y los saques de Londres, de Inglaterra si es preciso… Amor no preguntes por favor… ¡Sí! Ve allí. Comunícate conmigo en cuanto llegues.
-¡Muy bien! ¡Ya basta Sebastien Izambard! – dijo Marín – Por lo que le acabas de decir a René veo que tienes un plan.
-¡Claro que tengo un plan! Y es este: Nos vamos, pero no para Londres. Saldremos ahora mismo hasta el aeropuerto y nos subiremos al primer avión. No importa que nos lleve a la Luna. Pero por ningún motivo debemos ir a Londres, no ahora. Él está contando con eso, y si fuéramos a Londres también lo estaremos llevando hasta nuestras familias.
-Es por eso – inquirió Miller- que le dijiste a René que saliera de la ciudad- tomo su celular- Llamaré a Sarah.
-¿Te refieres a irnos ya?
-Así es Urs. No hay que perder tiempo. El equipo completo de Il Divo partirá con todo el equipaje esta tarde a Londres, como lo teníamos pautado, pero nosotros cuatro tomaremos solo equipaje de mano y nos vamos de inmediato al aeropuerto.
-Este plan esta perfecto Seb exectuado por una cosa – dijo Marín – Recuerda que el aeropuerto ya debe estar colapsado. Vamos a desechar unos boletos que están confirmados ¿Estás seguro que obtendremos otros cuatro pasajes?
- Carlitos, Carlitos – puso ambas manos en sus hombros – Somos “Il Divo”. Numero uno en ventas en Europa, y Norteamerica. Eso... debe servir para obtener algo más además de entradas a primera fila en los estrenos de Hollywood. O quizás tendremos que improvisar.
Todos rieron, una vez más, Sebastien Izambard tenía razón. Pero, aunque el plan parecía ser perfecto, había algo que les inquietaba: Era evidente que ese “alguien” los estaba vigilando constantemente, y era de suponer, que de ser así, el acosador se daría cuenta cuando cuatro hombres altos y bien parecidos con porte de estrellas de cine abandonarán el Opus Hotel, por lo que decidieron agregar algo más: Decidieron salir por separado, vestidos con ropa urbana de invierno y dirigiéndose por caminos diferentes al mismo destino: el aeropuerto. Carlos Marín tomaría el rumbo norte, Urs Bühler iría hacia el sur, David Miller tomaría el este y Sebastien Izamabard se dirigiría al aeropuerto tomando el camino del oeste, con intervalos de quince a treinta minutos entre sí para que no se hiciera muy evidente, encontrándose en el terminal aéreo en dos horas, tiempo suficiente para dar suficientes vueltas por la ciudad y confundir al asesino de cuervos. Lo único que se encontraba pendiente era el orden de salida del Hotel, por lo que Miller resolvió, cortar una servilleta en cuatro pedazos iguales y colocó en cada uno de ellos un número, del 1 al 4, luego los colocó dentro de una copa y la llevó a sus compañeros.
-Debes estar bromeando – le dijo Izambard tomando un papel de la copa.
-Es la única vía democrática- rió Miller
-Esto no es democracia – dijo Bühler- Esto es azar.
-Urs, Si tienes una mejor idea, entonces soy todo oídos.
Bühler tomo el trozo de papel aun no muy convencido. Sólo Marín tomo el suyo sin dudar. El sujeto era sumamente inteligente, por lo que era probable que descubriera el plan e iría tras de cualquiera de ellos. De todas formas, el mayor riesgo lo tendría quien abandonara primero el hotel.
-Salgo de Segundo – dijo Bühler
-A mi me tocó el tercero – Agregó Izambard mostrando su trozo de papel marcado con el número 3.
-Yo tengo el 4 – dijo Marín- Saldré de último
- Vaya, parece que soy el ganador – Miller mostró su papel mostrando el solitario y temido número 1.
Rápidamente, cada uno tomó un bolso de mano y colocó allí los requerimientos más elementales: una muda de ropa, cepillo de dientes, jabón, y desodorante. En sus gruesas sudaderas tipo urbanas depositaron el pasaporte sus tarjetas de crédito, dinero en efectivo y sus teléfonos celulares conectado a un manos libres, sin olvidar el boleto de avión a Londres, ya que siempre es preciso un plan B.
Como lo habían acordado, Miller abandono primero el hotel. Nadie lo reconocería con esa ropa invernal. Atravesó el lobby del hotel en dirección a la puerta, cuando, a mitad de esta, justamente a mitad de la acera, el americano logró divisar a cuatro pequeños pájaros tendidos sobre el pavimento, en línea circular.
Era una señal de que, efectivamente el sujeto los estaba observando o era que de alguna manera había descubierto su plan de fuga. Sintió su corazón acelerarse cuando pudo percibir ese particular aroma herbal justamente al pasar junto a los cuerpos de las avecillas, aunque le pareció que el olor, que ya lo estaba comenzando a detestar, parecía ser más penetrante que el de la noche anterior.
-“Ojos Azules” a “Helvético” – llamó Miller a Bühler activando su celular mediante el manos libres – ¿Me copias?
-Este no es un Wiki Toki – contestó Bühler – ¿Y desde cuando tenemos nombres claves? ¡”Gringo”!
-Desde que me di cuenta que el “sudes” nos dejó cuatro regalitos a la entrada del hotel – respondió Miller- Te aconsejo que te tapes la boca, cierres tus ojos y ni siquiera respires. Ese olor ya me produce nauseas, así que deben haber esporas por toda la manzana.
-¡Mierda! – Dijo Bühler, esas no eran buenas noticias.
Sólo tenía unos minutos, así que buscó una bufanda y se cubrió con ella la mitad de la cara. Se colocó los lentes lo más ajustados a su rostro como pudo y luego de advertir a Izambard y a Marín de lo que había encontrado Miller, se dirigió a la entrada del hotel. Bühler era buen nadador, había demostrado ser capas de aguantar la respiración en estilo libre por casi minuto y medio, y además, tenía el entrenamiento lírico, manteniendo el aire en sus pulmones por suficiente tiempo para lograr alcanzar las notas más altas y prolongadas. En varias oportunidades había demostrado tener mayor capacidad pulmonar que sus otros tres compañeros, y ahora era el momento de aprovechar esa virtud.
Al dirigirse a la salida, tomó una profunda respiración llevando el oxigeno hasta el diafragma y asegurando los pulmones. Pudo ver a las desafortunadas criaturas en el pavimento; no se inmutó. A pesar de la baja temperatura, Bühler comenzó a transpirar, tal vez producto de los nervios, pues se sentía observado, y más aún cuando sintió un ligero ardor en su frente que fue extendiéndose hasta sus ojos, los lentes no eran suficientes. “Ojos Azules” tenía razón, toda la manzana estaba llena de esporas. Trató de mantener el ritmo del paso, aunque lo que deseaba era salir corriendo, pero al hacerlo se pondría en evidencia y si respiraba sería el mismo resultado, ya que su alergia recién descubierta haría de las suyas. Caminó hasta que no pudo más, y por arco reflejo aspiró el aire que desde hace rato le estaba haciendo falta: limpio, aire helado y limpio. Lo había logrado. Sus ojos no corrieron con la misma suerte, pero apenas estaban enrojecidos, después de todo los lentes fueron de gran ayuda.
-“Ojos Azules” a “Helvético” – era Miller de nuevo - ¿Lograste cruzar el “Agujero Negro?”
-Estas disfrutando esto ¿Verdad “Gringo”?
-“Jajajaja. Al mal tiempo buena cara”.
Era el turno de Izambard. Sin mayor problema atravesó la puerta y salió del hotel. Logró divisar las avecillas muertas, las había visto…antes. Las vacaciones que pasaba en la casa de campo de su abuela cuando era niño le permitieron conocer mucho de la naturaleza, entre otras cosas, aprendió a identificar aves… como las que estaban allí en el pavimento. En ellas logro distinguir a un gorrión, un bisbita ribereño, un canario cobre y un canario arlequín. Tratando de no pensar en que el sujeto acosador posiblemente lo estaba observado, tomó su camino.
Marín ya estaba desesperado por abandonar el lugar. Ya llevaba su bolso de mano. Sintió un alivio cuando llegó el momento en que cruzo el umbral de la puerta. Se encontró con las aves colocadas de tal manera que si se trazaba una línea alrededor de ellas resultaría un círculo perfecto, o tal vez estaban en cruz. Un frío le recorrió la espalda al imaginar que cada una de las aves podría estar señalando los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste… Las distintas direcciones que cada uno había tomado. Sin ánimos de entrar en pánico respiró profundo, percibió el aroma a hierbas, y siguió su camino, hacia el norte.
***
Ya había transcurrido casi una hora. Debía apresurarse. El aeropuerto aun estaba lejos y debía encontrar un transporte para poder encontrarse con sus otros tres compañeros a la hora señalada. No sabía si era por la tensión generada por todo el asunto del asesino de aves, o por el cansancio ya que llevaba un buen rato caminado, pues sintió que lo seguían. No hizo caso. Pero después de unos diez minutos, y en ese callejón, terminó por darse cuenta que definitivamente no estaba solo. Sintió una respiración en su nuca y se volteó de repente. Allí estaba, con su acostumbrada sonrisa cínica.
-¡Vaya, Vaya! – Dio dos aplausos con sus palmas y dijo con ironía– Miren quien está aquí: Mi integrante favorito del Grupo Il Divo. ¡No merezco tal honor!
Acabó de decirlo, cuando el cantante soltó su bolso de mano, se abalanzó contra aquel sujeto, lo tomó por los hombros y con fuerza lo llevó contra la pared del callejón, presionando su cuello con su antebrazo y le gritó con furia:
-¡Maldito desgraciado! ¡Sabía que eras tú el que estaba detrás de esto!
CONTINUARA
No se queden calladas mis bellas lectoras!!!
Espero sus comentarios!
Samantha Katherina*
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