| Samantha_Katherina |
| | Hola Divas!!!! Cómo se preparan para este fin de semana???
Aquí les presento la segunda parte del primer capitulo de Bel Canto. Comienzan los misterios... y las emociones también.
Debo aclararles que todos los lugares que se mencionan en esta historia, realmente EXISTEN, así que consideren esta lectura como un gran viaje.
Prepárense, porque a partir de ahora, cualquier cosa puede pasar. Disfrútenlo!!!
CAPITULO I (Segunda Parte)
El Opus Hotel Vancouver se encuentra en la elegante Yaletown, muy cerca del puerto interior y es uno de los hoteles más populares de la ciudad canadiense. Está dentro de la categoría de Hotel Boutique y se caracteriza por su decoración sofisticada y de colores brillantes. Por otro lado, Yaletown es una de esas zonas en donde es bueno ser visto, y es que es un área muy frecuentada por los ricos y famosos, además que hay muchos lugares elegantes para cenar, tomar un café, costosas boutiques y lindas vías para pasear.
El viaje en auto fue rápido, ya que solo debían trasladarse a unas cuantas manzanas de allí, más aún cuando debido al mal tiempo de esos últimos días fue necesario sustituir las limosinas a las que ya se habían acostumbrado, por unas camionetas Hummers, las cuales resultaron ser muy útiles para desplazarse por aquellas heladas y húmedas calles.
Aquella noche, la Dreams Foundation junto con el Alcalde de la ciudad organizaron un concierto a beneficio de las personas afectadas por el inclemente clima; solo tres semanas fueron suficientes para organizar el evento, ya que era completamente informal, con bajo presupuesto, pero con la mayor colaboración por parte de un numeroso grupo de voluntarios. Il Divo tenía otros compromisos en Londres para esa fecha, pero su imposibilidad de abandonar la ciudad fue motivo más que suficiente para ofrecer, a última hora, formar parte de la constelación de cantantes y músicos que se darían cita esa noche en el imponente BC Place Stadium.
-Ese Stadium es impresionante. – comentó Miller quien viajaba junto a Izambard en una de las Hummers - ¿Es cierto que tiene capacidad para 60.000 personas?
-¿Acaso no eres seguidor del futbol canadiense? Todos los años este stadium se llena de fanáticos, y sale en las noticias.
Miller pareció no escuchar la respuesta de su colega, pero sí logró dirigir una mirada de tristeza hacia un punto indeterminado que parecía perdido, tristeza que Izambard percibió.
- Hoy es, ¿verdad? – preguntó
-¿Qué?
- David, no tienes que disimular. Te entiendo, todos te entendemos. Sabemos por qué estabas desesperado de que estuviéramos en Londres hoy.
-Bueno, las redes sociales no han dejado de comentar eso durante toda la semana… Si, es hoy. En este momento Sarah está dando su concierto, su primer concierto en donde ella es la estrella, y yo estoy aquí, al otro lado del mundo.
David Miller y Sarah Joy Kabanuck se conocieron durante los preparativos de Le Boheme, esa magistral pieza que años atrás fue actualizada mediante la convocatoria de cantantes más jóvenes, con la finalidad de darle una nueva frescura y llamar la atención de las nuevas generaciones al canto operístico, para que estas pudieran apreciar toda su belleza. Fue tal el embrujo en los ojos de la chica que Miller no la dejó ir de su lado, y se caso con ella unos años después. El apoyo de Sarah fue fundamental para David durante el violento despegar de Il Divo, y que en esa montaña rusa en la que su vida se había convertido, pudiera mantener aun los pies sobre la tierra.
Pero aunque Sarah era una cantante lírica muy talentosa no había tenido la oportunidad de brillar con luz propia… hasta ese año, cuando una importante disquera le ofreció un millonario contrato que consistía en dos álbumes recopilatorios de algunos cantos tradicionales ingleses actualizados con un ligero acorde moderno, acompañados, por supuesto, de sus respectivas giras por toda Europa. Debido a que este proyecto promocionaría las tradiciones inglesas la misma Casa Real Británica se mostró interesada, y días antes del esperado concierto inaugural, la Duquesa de Cambridge le envió un regalo a la cantante acompañado con una nota, participándole que estaría presente durante su debut. Ella llamo a su esposo quien ya había prometido acompañarla durante ese importante momento, pero, lamentablemente, sus planes se vieron truncados por el inmisericorde clima.
-¿Hablaste con ella? ¿Acaso está molesta?
-¡Para nada! Ella sabe que yo quería estar con ella hoy, y entiende que no es mi culpa, pero cuando hablamos esta mañana, la sentí muy triste. Es que hoy es su momento. Cuando yo me presente por primera vez con Il Divo ella estaba ahí, lo menos que puedo hacer es corresponderle, pero… ahhh – y señalo con frustración el cielo a través de la ventanilla - ¿Es que no va a dejar de nevar nunca?
Izambard se encogió de hombros haciendo notar que también a él le fastidiaba esa situación, mientras que, en la segunda Hummer, el silencio reinó durante la mayor parte del trayecto. Carlos Marín jugaba con la palanca reclinatoria cuando decidió romper con aquella monotonía, después de todo, esa conversación la tendrían tarde o temprano.
-Urs, ¿Es cierto lo que dijisteis allá? ¿Qué no la veis desde navidad?
Bühler pareció incómodo ante aquella pregunta, y guardó silencio por unos segundos; cuando se trataba de ese tema, debía medir muy bien sus palabras.
-Así es – respondió al fin– La última vez que vi a mi hija fue hace dos meses, en la víspera de navidad. Me presente en su casa sin previo aviso y le lleve ese regalo que ella tanto quería. Se supone que debía entregarle el regalo a su madre para que lo colocara en el árbol durante la noche, pero no quería que Santa se llevara el merito. Quería que cuando mostrara orgullosa su regalo dijera: “Miren lo que me regalo mi papá”
Por unos instantes una leve sonrisa iluminó el rostro de Bühler, hasta que frunció el seño y aspirando entrecortadamente pregunto:
-¿Qué es ese olor?
-¿Eh?- Inquirió Marín sin entender el brusco cambio de tema.
-¿No lo sientes? Ese olor.
- Urs, no huele a nada, es más, este vehículo ni siquiera tiene ambientador, tal y como lo habíamos requerido.
-Es parecido a… - Bühler insistía, y ante la incredibilidad de su compañero se dirigió al chofer – Disculpe, Señor. Solicitamos unos vehículos que no fueran aromatizados. ¿No ve el clima como está? Debemos evitar posibles alergias que afecten nuestras voces antes de una presentación.
-Señor, disculpe usted – respondió tímidamente el chofer sin dejar de mirar la avenida – Yo solo hago mi trabajo que es conducir este vehículo. De la preparación de los mismos se encargan otras personas…
Bühler poso amabas manos sobre su rostro para amortiguar un inevitable estornudo, lo que hizo convencer a Marín que su compañero no estaba evitando la anterior conversación.
-¿Ve a lo que me refiero? Es que…
-Tranquilo colega –intervino Marín – No es su culpa. Luego averiguaremos que fue lo que paso. Es posible que sean residuos del detergente con el que limpiaron la Hummer. Solo trata de no respirar profundo eh. – Acabó de decirlo, cuando silenciosamente tomo una respiración lenta y profunda, y allí lo percibió: se trataba de un aroma sutil, casi imperceptible, como a hierbas, pero que no logro identificar. – Es cierto. ¡Vaya olfato que tienes!
-Llegamos caballeros – Agregó el chofer.
El BC Place Stadium era realmente imponente, y esa tarde, cuando ya comenzaba a caer el sol, las luces jugando con la neblina y la nieve le daban un toque mágico.
A pesar de la nevada de ese día, algunas personas se habían instalado a las puertas del lugar para poder ver a sus ídolos de cerca. La mayoría de los artistas invitados ya habían llegado y pudieron saludar a los fans. Las Hummers que transportaban a Il Divo aparcaron frente a un toldo rojo engalanado para la ocasión. Miller e Izambard bajaron del vehículo y provocaron una ovación en los presentes, que aunque no eran demasiados, si eran suficientes como para hacer bastante ruido.
Bühler bajó de la Hummer no sin antes soltar otro pesado estornudo, que parecía la excusa perfecta para no despedirse del chofer, a lo que Marín trato de enmendar con su característica simpatía:
-Disculpe a mi colega, está en “esos días”, usted sabe...
El chofer simplemente giro su cabeza en sentido contrario a la voz del cantante y no pronuncio palabra alguna. De todas formas tenía razón al estar molesto, por lo que Marín intento verlo a la cara mediante el espejo retrovisor pero este, curiosamente, no estaba en su lugar; así que, sin darle importancia, un “Buenas noches” fueron las últimas palabras de Carlos hacia él.
-Urs, deberías ser un poco más abierto y agradable con las personas. – le dijo Marín en voz baja, disimulando la reprimenda con una amplia sonrisa y saludando a los fans que se encontraban en el lugar - No todo el mundo está hecho para saber entenderte.
-Carlos, estoy sonriendo, mírame – contestó, y dirigió su rostro hacia su compañero mostrándole una amplia sonrisa – Vamos a darle al público lo que quiere, así serán felices y nosotros podremos largarnos rápido de aquí.
Los cuatro personajes caminaron hacia el grupo de fanáticos, les dieron la mano y firmaron autógrafos con la mayor amabilidad.
Seguidamente ingresaron al Monumental PB Place Stadium, en donde fueron ubicados en unos pequeños camerinos, cómodos, pero pequeños comparados a los que estaban acostumbrados.
-Según este programa nos toca después de Mariah Carey. ¿No es un cambio muy radical en cuanto al estilo de música?
- Sebastien, Mariah Carey es una cantante que no recibió formación lirica, pero de ser así sería una magnifica soprano. Además el repertorio que presentará esta noche no se diferencia mucho del nuestro.
- Tienes razón Carlitos. Y menos mal que no estudió opera. Prefiero verla con sus faldas cortas y esos escotes que uhmmmm –bromeo Miller.
-Pero le habría dado dos poderosas razones más a Madame Butterfly – inquirió Buhler con una mirada pícara, lo que arrancó las carcajadas de los otros tres al imaginar a la sexy cantante interpretar al mítico personaje.
Marín aprovecho que Miller e Izambard estaban sirviéndose te caliente para preguntarle en voz baja a Buhler.
-¿Qué tal tu alergia?
- Desapareció después que me baje del auto.
-Bah! – Haciendo un ademán – Una alergia no se quita así de rápido. Estabas exagerando. Lo supuse.
-Carlos, tu puedes pensar lo que te venga en gana, al final, tu vives en tu propio mundo y en él siempre tienes la razón. Así que deja de fastidiarme.
- ¿Sabes? No sé ni para que me molesto. Eres un caso perdido…
-¿Qué pasa aquí? – Interrumpió Izambard al acercarse a ellos- ¿otra vez atacándose?
-Escuchen bien ustedes dos. – Agregó Miller - Voy a llevarlos hasta esa enorme columna que está a las afueras de este stadium, los voy a amarrar bien juntos y allí los voy a dejar hasta que se acostumbren tanto el uno al otro y terminen amándose!
Miller pensó que su chiste iba romper la tensión reinante en el ambiente, sin embargo, el resultado fue la respuesta de los aludidos quienes dijeron al unísono:
-¡Callate David! – se levantaron y caminaron cada uno al lado opuesto del recinto.
Después de este episodio la espera al primer llamado para su presentación se hizo eterna. Hasta que finalmente se anunciara la presencia de Il Divo en el escenario. Era sorprendente como el bullicio del lugar se extinguía cuando sus voces aparecían. En efecto, cuando Carlos Marín comenzó a entonar los primeros versos de “Somewhere”, parecía que nadie en el público respiraba. En una entrevista anterior, Izambard narro una ocasión, en donde el lugar estaba muy oscuro y como no escuchaban a nadie del público, él llegó a pensar que el lugar estaba completamente vacío, pero por supuesto no era así, sino todo lo contrario. Aún no se acostumbraban al efecto que producían en la gente, el tener voces tan privilegiadas les hacían acreedores de un status que muchas veces no creían merecer.
Los aplausos no se hicieron esperar al terminar esa primera canción, para de inmediato entonar una suave melodía: “Pour que tu m'aimes encoré”. Izambard adoraba esa canción, no solo porque era en francés, su lengua materna sino también porque la letra misma era una hermosa poesía.
La última parte de la canción tenía un final dramático pero vibrante, en donde los cuatro fundían sus voces en una armonía completa con una nota alta. Sebastien Izambard tomo su respiración necesaria para entonar su parte cuando, al levantar la mirada, vio allí, en una de las vigas del techo del domo una figura oscura que se movía desesperadamente. Creyó que era su imaginación, pero no, allí estaba lo que parecía ser un pájaro negro batiendo sus alas en la cúspide del domo.
“¿Que rayos es eso? ¿Acaso es un pájaro? ¡Parece un… Cuervo! ¿Aquí y en este invierno?” – fueron los pensamientos de Izambard ante semejante visión, por lo que apagó su voz cuando claramente vio como el cuervo alzaba vuelo y desaparecía por detrás de las gradas superiores. Afortunadamente sus tres compañeros fueron los únicos que notaron la leve distorsión de la nota, y fue Marín que se encontraba junto a él quien lo observó de reojo y noto que su atención no estaba dirigida precisamente a la presentación.
Sin embargo, la ovación al terminar la canción fue tan grande que todos los presentes se levantaron y aplaudieron de pie por más de cinco minutos. Izambard aun no estaba seguro si lo que vio había sido producto de su imaginación, pero de lo que sí tenía plena certeza era de la reprimenda que sus compañeros le darían al llegar al camerino.
***
-¿Qué rayos te pasó allá afuera Sebastien? – Carlos era un perfeccionista de primera, no toleraba errores de ese tipo en el escenario.
-No me lo van a creer – respondió el aludido abriendo una botella de agua - pero en lo alto del domo estaba un cuervo negro, salió volando y se escondió detrás de las gradas superiores que se encontraban frente a nosotros.
Sus tres compañeros intercambiaron sus miradas confundidos.
-¿Un cuervo? ¿Y por un cuervo dejaste de cantar?
-Urs, te lo juro, era de lo más extraño. ¿Qué hace un pájaro como ese en un estadio y en pleno invierno?
-Quizás sólo está aquí de vacaciones. ¡Diablos Seb! – Carlos Marín estaba visiblemente molesto – Es lo que me faltaba. Primero Urs percibe olores extraños. Tú ahora tienes visiones, lo que falta es que yo comience a escuchar cosas y … David! – se dirigió a este quien estaba tomando un sorbo de agua – por favor, dime que esa agua no te sabe a nada raro!
- Hey! –respondió el rubio – ¡Calma Hermano! ¡Yo soy un tipo completamente normal y por lo que entiendo soy el único cuerdo aquí! Eh?
-¿Acaso no me creen? ¡Esta bien! Tienen razón al reprocharme mi falta de concentración. Pero yo estoy seguro de lo que vi.
-Bueno ya pasó! – agregó Buhler quitándose el saco y dejando al descubierto una inmaculada camisa blanca – Este invierno nos está afectando a todos. Ya es hora de salir de aquí.
- Finalmente creo que en algo estamos de acuerdo – respodió Marín.
Miller tomo el auricular para llamar al responsable de protocolo que los había llevado al camerino y que debía, por ende, escoltarlos a la salida, cuando algo llamo su atención:
-Ehhhhh… Urs!! ¿Qué tienes en la espalda?
Todos dirigieron su vista al suizo y este viro su cabeza buscando ver de qué se trataba. En efecto en su espalda había una mancha de unos cinco centímetros de largo color carmesí. Miller se acerco para verificar.
-Es… ¡Sangre! Urs, ¿Qué te pasó?
-Ehh nada!! ¡No tengo nada! Quizás estaba dentro del saco… no se…
Acabó de decirlo, cuando una nueva mancha hizo presencia, esta vez en la manga derecha del saco de Miller, lo que les hizo dirigir su mirada hacia arriba, de donde provenía la trayectoria el espeso liquido. Allí, en el techo, sobre las cabezas de Miller y Buhler se encontraba un bulto oscuro, del que surgió una nueva gota carmesí que los cantantes lograron esquivar a tiempo y calló directamente al suelo. Los ojos estupefactos de los presentes distinguieron en el bulto la figura de un cuervo muerto de un brillante color negro, colgado de sus patas al cielo raso del camerino y con el pico ligeramente abierto, del cual no dejaba de chorrear sangre. Carlos Marín no dudo ni un instante y abrió la puerta del camerino:
-¡Seguridad!!!! ¡Venga acá mismo!!! De prisa!!!
CONTINUARA...
Espero sus comentarios Divas...
No se pierdan lo que sigue... les encantará!!!
Samantha Katherina*
Edited by Samantha_Katherina - 31/1/2012, 02:10
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